viernes, 11 de diciembre de 2015

La revista del colegio

La revista interna del colegio San Braulio era un folleto mensual muy bien valorado por todos los miembros de la vida estudiantil, que daba un plus de notoriedad a cualquiera que consiguiera publicar algo en ella, pues eran tantas las solicitudes de colaboración que recibía el editor, Don Javier, que por mera cuestión de espacio siempre había trabajos que se quedaban en el tintero.

La revista del colegio
© Zarateman - Wikimedia Commons

Mi primera contribución surgió a raíz de una visita que hicimos a la Basílica de Santa Engracia, durante la cual teníamos que hacer un dibujo lo más minucioso posible de su aspecto exterior. Tanto empeño puse en la tarea que, cuando llegó la hora de irnos, sólo había detallado meticulosamente una de las columnas de la entrada, junto a un esbozo general de la fachada. La profesora de historia quedó impresionada por la delicadeza de mi inconcluso trabajo, hasta el punto de que nos pidió a otra chica y a mi que entre los dos completásemos un dibujo de la iglesia para publicarlo en la revista del colegio. Mi compañera, que había sido más efectiva que yo y disponía de un boceto mucho más completo que el mío, se encargó del trabajo principal, y yo realicé únicamente el detalle de las columnas. Aún con todo, me sentí muy orgulloso al contemplar el fruto de mi trabajo entre las páginas de la última edición.

Más adelante volví a colaborar con la revista, esta vez por deseo propio, con una página mensual de un cómic cuyas dos protagonistas femeninas estaban basadas en la célebre novela de Benito Pérez Galdós, "Fortunata y Jacinta". En realidad el argumento no tenía nada que ver con la novela, y sólo tomé el título de la misma para dotar a las protagonistas del relato con nombres arcaicos y rimbombantes que ni siquiera recuerdo. La historia, por otra parte, era poco elaborada, prácticamente improvisada a días de entregar los originales, al igual que los dibujos, desmañados e infantiles. En un par de ocasiones me llamaron la atención debido al poco empeño que ponía en la realización de la obra, y a ciertos contenidos de índole adúltero-lésbico que las mentes de la época no consideraron aptos para todos los públicos. Y seguramente llevaban razón, pero es lo que tiene improvisar una telenovela gráfica que se alargaba meses y meses, por el simple y mero hecho de querer ser popular.

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