viernes, 30 de octubre de 2015

Zapatillas Niungi

En La Jota, mi antiguo colegio, todo era muy sencillo, era conocido por alumnos, padres y profesores, y hasta el director sabía mi nombre y se hallaba accesible para hablar con él en cualquier momento, tenía mi sitio. En San Braulio, mi nuevo colegio, todo era más difícil, era un completo desconocido que tenía que encontrar su propio lugar. Y no es fácil hacerse un hueco cuando los demás juzgan cada aspecto de tu vida siguiendo sus propios criterios particulares y subjetivos, poniendo en tela de juicio desde tu forma de ser, de hablar, o de moverte, hasta la ropa y el calzado que llevas.

Zapatillas Niungi
© Zapatillas Niungi - tOrange

Todos los comienzos son complicados, y como muestra un botón. Un día, un patán de mi clase se me acercó en el patio de recreo y para intentar pincharme comenzó a reírse de mi calzado, unas deportivas baratas, diciendo que eran de la marca Niungi, "ni un gitano se las pone". Su ingenioso intento de ofensa no tuvo efecto en mi. Por fortuna o por desgracia, siempre he sido bastante inmune a las opiniones de los demás, al menos a los comentarios de la gente que no me importa en absoluto. Lo que más me desconcertaba del asunto era esa crueldad infantil gratuita a la que no estaba acostumbrado.

En realidad no era un mal chico, quizás un poco rebelde, sin duda mal estudiante, pero con algunos talentos ocultos, como una destreza natural para el dibujo artístico, y una envidiable aptitud para el ajedrez. En un campeonato interno que hacíamos los que nos quedábamos a comer en el colegio sufrí varias derrotas, pero la que me infligió él fue la más humillante, y la más dolorosa. A fin de cuentas, puede que sus hirientes comentarios si que me hubieran afectado de alguna manera.

1 comentario:

  1. Ha sido un excelsa redacción me gustaría que les pudiera llegar a más personas.

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