viernes, 9 de octubre de 2015

Mal de ojo (annus horribilis III)

Para terminar de rematar el annus horribilis que médicamente supuso mi primer año en el colegio San Braulio, hacia final de curso sufrí una tremenda conjuntivitis en ambos ojos que me impidieron llevar una vida normal durante un par de semanas.

Mal de ojo (annus horribilis III)
© nyllow - Flickr

Tenía los ojos tan irritados que casi no podía ni abrirlos, y aún así la luz me molestaba de tal manera que llegué a un punto en el que necesitaba llevar gafas de sol a todas horas, incluso en espacios cerrados, como el aula. Algunos profesores fueron muy comprensivos, pero otros no tanto, y hacían comentarios hirientes a mi costa, o directamente pretendían obligarme a quitármelas, pensando que era una provocación o un capricho de adolescente más que una necesidad médica. En esas ocasiones agachaba la cabeza, intentaba hacer oídos sordos y aguantaba estoicamente hasta que amainaba el chaparrón.

Pensándolo detenidamente, es posible que no padeciera la conjuntivitis durante mi primer año en el nuevo colegio, sino algo más adelante. Creo recordar que las gafas de sol que usé eran unas un poco extravagantes y vistosas, con espejos como cristales y la montura blanca, que había llevado mi hermano Rubén para esquiar durante la semana blanca. Y me extrañaría que mis padres le hubieran dado permiso para ir a la nieve yendo todavía a 3º de E.G.B., era demasiado joven, aunque todo es posible.

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