lunes, 18 de julio de 2016

¿Borracho yo? Tururú

Acababa de salir de casa en dirección al centro cuando, a la altura de Ranillas, me crucé con un señor mayor visiblemente ebrio que caminaba tambaleándose ostensiblemente de un lado a otro y a duras penas se mantenía en pie. No había avanzado más que unas decenas de metros tras el encuentro cuando oí a mi espalda un fuerte estruendo, me giré en redondo, y vi cómo el pobre hombre había terminado por darse de bruces contra el suelo.

¿Borracho yo? Tururú
El alcoholismo no es cosa de risa - Dominio Público

Por unos instantes me quedé petrificado sin saber qué hacer, indeciso entre acudir a socorrerlo o dejar que se apañara por sus propios medios. Durante esos segundos de duda, un par de transeúntes que pasaban más cerca se acercaron para echarle una mano y ayudarle a levantarse, y acto seguido volví a girarme, continuando mi camino como si tal cosa, ajeno a los problemas de un necesitado.

Sé lo que tendría que haber hecho, pero no lo hice, y muchas veces me arrepiento de ello y me pregunto el por qué. Seguramente fui víctima de lo que en psicología se denomina "Efecto Espectador", pero ser tan predecible tampoco me consuela. Desde entonces intento hacer al menos una buena obra al día, y no sólo por la egoísta sensación de sentirme mejor conmigo mismo, sino de sentirme mejor con el mundo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario