viernes, 29 de noviembre de 2013

El violinista en el tejado

De momento, al único que le he dado algo fue a un señor mayor, medio encorvado y medio cojo, seguramente de Europa del este, que iba tocando el violín paseando por dentro de los vagones. Era realmente bueno, cuando se ponía a tocar se olvidaba de sus achaques, se le iluminaba el rostro y sus dedos se movían ágiles sobre el mástil. Ni con el vaivén del vagón perdía una nota, y lo que tocaba no era precisamente fácil, se de lo que hablo. Creo que es con diferencia la persona que yo haya visto a la que más limosna le ha dado la gente. Yo le di un euro (me costó encontrarlo, sólo tenía calderilla) y me lo agradeció varias veces, se puso a tocar otra melodía al lado de donde yo estaba, y hasta se despidió de mí cuando se fue. Un placer.

El violinista en el tejado
Hins Anders (Anders Zorn)

Aunque lo habitual es que no ocurra nada fuera de lo corriente, si no pasa nada especial ya hasta me parece raro.

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