lunes, 21 de julio de 2014

Vertedero ilegal

Aunque ahora soy muy buen comedor, a veces demasiado buen comedor, de pequeño me costaba dios y ayuda terminar algunas comidas, sobre todo si consistían en platos que no eran de mi agrado, como el hígado o las alcachofas. Había días que me podía pegar toda la tarde sentado a la mesa, porque mi madre no nos permitía levantarnos hasta que hubiéramos terminado, y si no te lo comías a mediodía ahí lo tenías para merendar, o incluso cenar.

El truco de guardarte la comida en la boca e ir al baño a escupirla en el retrete no servía si no podías levantarte de la mesa, así que había que buscar otras alternativas, se ve que llevamos la picaresca en la sangre. Si estábamos comiendo en el cuarto de estar había poco que hacer, desde mi sitio no tenía acceso a nada que no fuera mi plato. Pero cuando estábamos comiendo en la cocina, mucho más pequeña, tenía más cosas al alcance de mi mano. Entonces sacaba disimuladamente el bolo de mi boca y lo introducía en el hueco que quedaba entre la lavadora y la pared. Recuerdo haberlo hecho incontables veces, aquello parecía un pozo sin fin.

Vertedero ilegal
Vertedero ilegal - Dominio Público

Sé que mis padres terminaron por descubrir el vertedero ilegal mucho tiempo después, supongo que al retirar la lavadora de su sitio para hacer alguna reparación. Me hubiera gustado ver la cara de asombro que ponían al descubrir los restos de comida momificados.

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