viernes, 29 de agosto de 2014

Frenadol

Siempre he pensado que el funcionamiento del metro podría ser perfectamente automático. No sería complicado dotarlo de sensores que detectaran el movimiento de la gente para controlar la apertura y cierre de las puertas. Tampoco sería complicado que estuviera en contacto permanente con el resto de convoyes de su línea y de toda la red a través del centro de control. De esa manera podría salir de las estaciones en el momento oportuno, optimizar su velocidad para evitar paradas innecesarias en los cruces de vías cuando se acercara otro tren con mayor prioridad, o frenar en el momento y lugar preciso al entrar en una estación.

Frenadol
© BMW Werk Leipzig - Wikimedia Commons

Así se evitaría lo que me pasó hace unos días, cuando el maquinista se despistó, no sé si iba demasiado rápido o empezó a frenar demasiado tarde, y se pasó de largo la estación unos veinte metros, quedando la puerta por la que me iba a bajar dentro del siguiente túnel. Algunos pasajeros se movieron hacia las puertas que quedaban dentro del andén, pero no se abrieron hasta que el conductor dió marcha atrás y reculó hasta situar todo el tren donde debía estar. Los sistemas automáticos también pueden fallar, pero siempre he pensado que son el futuro.

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