lunes, 29 de septiembre de 2014

Agravio comparativo

El día de mi Primera Comunión todo era alegría y diversión, un día de goce para disfrutar con los amigos y la familia y, por supuesto, con los múltiples regalos recibidos. Pero yo no alcanzaba a comprender realmente el porqué de tanta sonrisa, esperaba que al menos mi madre y mi tía Jovita hubiesen llorado desconsoladamente en algún momento, tal y como recordaba que habían hecho tres años antes durante la Primera Comunión de mi hermano mayor. ¿Por qué no hacían lo mismo en la mía? ¿Qué había hecho yo para merecer tal agravio comparativo?

Agravio comparativo
© Baruska - Pixabay

Descubrí el motivo muchos años después, y me sentí un poco mal por haber envidiado a mi hermano Daniel, pues resultó que la verdadera razón de aquellas lágrimas durante su Primera Comunión era que hacía muy poco tiempo que había fallecido mi abuela materna, para más inri llamada precisamente Daniela.

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