viernes, 7 de marzo de 2014

Il cavaliere

No me gustaría, pero a este paso estas historias se van a convertir en un tratado sobre las diversas maneras de pedir limosna en el metro. Hasta ahora todos los casos que había comentado tenían un claro rasgo en común: el respeto del mendicante hacia los demás viajeros. Él o ella entraba al vagón, soltaba su discurso y después pasaba rápidamente entre la gente dando las gracias y pidiendo perdón por las molestias, pero sin acosar a nadie. Sin embargo el último día asistí a un método mucho más agresivo. Un señor bajito con muletas y un vaso de cartón en la mano iba acercándose una por una a todas las personas que estábamos en el vagón diciendo “por favor, cavaliere, para comer” o “por favor, signorina, para comer”. Y si alguien estaba despistado con su móvil, lectura, etc. insistía hasta que le mirabas y le decías que no. El resultado: no vi a nadie que le diera algo.

 Il cavaliere
© ferobanjo - Pixabay

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