viernes, 25 de abril de 2014

Rectificar es de sabios

Releyendo mis historias del metro pasados ya unos cuantos meses desde que empecé a escribirlas, me doy cuenta de que muchas veces he simplificado o estereotipado ciertas realidades, seguramente influenciado por primeras impresiones sesgadas por falta de experiencias variadas que me hicieran dudar más de lo que escribía. Pero como dicen "rectificar es de sabios" y "la excepción confirma la regla" (aunque esto último nunca lo he entendido, si es una excepción, ¿cómo puede confirmar la regla?, ¿no sería todo lo contrario?).

Rectificar es de sabios
Albert Einstein - Dominio Público

De todas formas, más que desdecirme, quiero complementar algunas apreciaciones previas. Por ejemplo, no todas las infraestructuras subterráneas son tan espectaculares como el intercambiador de Chamartín, también hay pasillos angostos y mal iluminados en los accesos a otras líneas menos transitadas, olores a cloaca que inundan algunas estaciones golpeando tu nariz impunemente, o modelos de trenes antiquísimos que parece que se van a desmoronar en cualquier momento y tendrían más valor como piezas de museo. Tampoco todos los seguratas son viejos y gordos, me he cruzado con algún que otro armario con el que no me gustaría tener ningún encontronazo. Y si, a veces es posible incluso ver a alguien leyendo el "ABC".

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