lunes, 26 de enero de 2015

Entretenimiento biodegradable

Siempre que íbamos al campo de excursión, mi madre solía sorprendernos fabricando con sus propias manos diferentes utensilios de entretenimiento infantil, empleando únicamente para ello las diversas materias primas perecederas que cualquiera puede encontrar en medio de la naturaleza.

Entretenimiento biodegradable
© Hans - Pixabay

Por ejemplo, si estábamos paseando por los Pinares de Venecia, utilizaba las agujas de los pinos para confeccionarnos coronas, collares, brazaletes y anillos, mediante una técnica muy simple a la par que laboriosa y entretenida. Consistía en tomar una aguja de pino, que en realidad está formada por dos filamentos unidos en la raíz, arrancar uno de ellos y doblar la punta del otro hasta introducirla en la base formando una especie de aro. Ese era el abalorio fundamental. Repitiendo el mismo proceso las veces que quisieras, teniendo cuidado de intercalar cada eslabón dentro del anterior, podías hacer una cadeneta tan larga como quisieras.

Otras veces cogía una hoja ovalada, verde y flexible de algún arbusto del camino, la doblaba por la mitad siguiendo su eje longitudinal y soplaba por un extremo produciendo un agudo y penetrante silbido. Una variante de este silbato ecológico se construía con un simple brote de césped sujeto entre los pulgares de ambas manos manteniéndolo bien tenso, como si fuera la lengüeta de un instrumento de viento. Al soplar entre los dedos la vibración producida en el tallo emitía un zumbido semejante al graznido de algún ave. La de veces que he asombrado a mi hijo y a mis sobrinos lanzando ese extraño sonido al aire por sorpresa.

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