viernes, 20 de noviembre de 2015

Míster Universo

Un día, no sé con qué propósito, Don Javier nos pasó un cuestionario donde cada uno de nosotros debíamos responder a una serie de cuestiones sobre nuestros compañeros del sexo opuesto. Los chicos debíamos decidir cuál era la chica más lista, la más guapa, la más limpia, la más ordenada, la mejor deportista, etc. Una vez que hubimos completado la encuesta, nos hizo responder en voz alta uno a uno a todas las preguntas planteadas, mientras él iba contabilizando los votos y tomando nota de qué alumnos eran los más populares.

Míster Universo
© Dominic James - Wikimedia Commons

Fue un momento muy vergonzoso para mi, porque pensando que la encuesta era anónima había respondido tontamente a todas las cuestiones con el nombre de Sofía, la chica que más me gustaba de clase. Salvo a la pregunta sobre la más guapa, donde había contestado Silvia porque realmente pensaba que era la más atractiva. Quedé como un idiota delante de todos, y encima Sofía me recriminó después de clase no haberle votado también a ella en la única categoría que no lo había hecho, ya que al finalizar el recuento Silvia le había ganado por un escaso margen. Yo también quedé segundo, por detrás de Jose María, uno de los gamberretes de la clase que, aún siendo mal estudiante y peor deportista que yo, era muy simpático y un auténtico donjuán que volvía locas a casi todas las chicas.

Creo recordar que ese mismo año Don Andrés publicó un artículo en la revista del colegio donde dilucidaba sobre cómo sería para él el alumno ideal. Debía ser tan listo como fulanito, tan alto como menganito, tan fuerte como zutanito, tan guapo como José Luis.. ¿Qué? Para, para, un momento, ¿tan guapo como yo? Vale, me halaga, no lo voy a negar, ¿a quién no le gusta que le consideren no sólo agraciado, sino de los más atractivos de su curso?, pero la verdad es que hubiera preferido ser recordado como el más listo. ¡En aquella época todavía estaba bien visto sacar buenas notas!

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