lunes, 23 de noviembre de 2015

Presidente por accidente

Durante mi estancia en el colegio San Braulio, fui elegido delegado de clase por mis compañeros al menos en un par de ocasiones. No recuerdo haber tenido ninguna responsabilidad adicional por ostentar ese cargo, y aunque así hubiera sido no me hubiera importado demasiado, me gustaba, era un reconocimiento al aprecio y la confianza que los demás depositaban en mi.

Presidente por accidente
© Davidpar - Wikimedia Commons

Por la misma época, mientras cursaba sexto de E.G.B., se estaba instaurando por primera vez el Consejo Escolar en los colegios de la ciudad, un organismo de gestión y decisión que iba a contar con representación de todos los estamentos educativos, desde profesores y trabajadores no docentes del centro, hasta alumnos y padres de los mismos, pasando por un representante de la administración. Me presenté a las elecciones sin saber muy bien de qué iba el asunto ni esperanzas reales de salir elegido. Y así fue, quedé cuarto en las votaciones, estando la representación estudiantil limitada a tan sólo tres alumnos.

Pero era final de curso, el primer alumno de la lista estaba terminando octavo e iba a abandonar el colegio para dar el salto al instituto, y además el Consejo Escolar no iba a empezar realmente sus actividades hasta después del verano. Así que, extraoficialmente, iba a acabar formando parte del mismo. Yo no tenía ni idea de todo esto, hasta que varios profesores comenzaron a darme la enhorabuena por los pasillos.

Al final pasé dos años acudiendo a cansinas reuniones periódicas fuera del horario lectivo que a mi juicio no aportaban nada realmente destacable a la vida escolar. Hasta parecía que algunos profesores se aburrían más que yo, por ejemplo Don Javier se pasaba todo el rato realizando elaborados dibujos con el bolígrafo, y regalándoselos a algún otro asistente al final de la reunión. La única asamblea que recuerdo es una en la que se discutió la conveniencia o no de expulsar una temporada a un chico de mi clase algo conflictivo, y ni siquiera me acuerdo de cómo acabó aquel tema. Al menos el Consejo Escolar sirvió para darme cuenta de que la vida política y de despachos no estaba hecha para mí.

No hay comentarios:

Publicar un comentario