viernes, 2 de mayo de 2014

El pirata mala pata

Me he cruzado varias veces con un tipo que recorre los vagones del metro pidiendo limosna, arrastrándose entre la gente a duras penas con un par de muletas. Es bajito, luce una barba tupida y lleva un gorro oscuro de lana calzado hasta las cejas. Parece un marinero curtido en mil tempestades, salido de algún comic de Tintín. La última vez que le vi llevaba las perneras del pantalón remangadas dejando al descubierto sus piernas, o más bien, dejando al descubierto su falta de piernas. Yo había mal pensado que las muletas eran mero utillaje para dar más realismo y dramatismo a su personaje, pero me equivocaba. En vez de piernas de carne y hueso tiene un par de piernas ortopédicas. Una no es más que una barra de metal cilíndrica que se ajusta a su muñón y se pierde en la oscuridad de su zapato, pero la otra tiene más volumen, una estructura plástica de color carne que imita una pantorrilla de verdad. No es un marinero corriente al fin y al cabo, sino el pirata mala pata.

El pirata mala pata
© Nemo - Pixabay

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