viernes, 10 de octubre de 2014

Presumiendo de mamá

Cuando empecé a ir al colegio me encantaba que mi madre viniese a buscarme a la hora de la salida. Rápidamente me acercaba a ella y, sin ningún atisbo de vergüenza, le plantaba un enorme beso en la cara mientras le daba un fuerte abrazo delante de todos mis compañeros. Después, cogidos de la mano, nos íbamos juntos hacia casa con una sonrisa de oreja a oreja, mientras yo, henchido de orgullo, rememoraba las palabras que me había dicho una chica de mi clase durante los primeros días del curso: "¡qué mamá tan joven tienes!".

Presumiendo de mamá
© DGlodowska - Pixabay

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