miércoles, 10 de diciembre de 2014

Ábrete, sésamo

En algunos metros las puertas de los vagones se abren automáticamente al parar en una estación, pero en otros no, y no he sido capaz de discernir la causa en esa discrepancia de comportamiento. No parece ser debido al modelo de metro, la línea o la estación en cuestión, así que supongo que el motivo es algún tipo de configuración o decisión por parte del conductor de turno.

Pero se abra automáticamente o no, cada puerta de los trenes más modernos dispone de un pulsador redondo rodeado de varias luces led, que permanecen apagadas durante todo el trayecto del metro y se iluminan al poco de haberse detenido en el andén. Sólo entonces el interruptor está activo y preparado para recibir la orden de apertura del usuario, que se ejecuta siempre con un pequeño retardo. Sin embargo, parece que la gente no se lo aprende y es muy frecuente ver a los más ansiosos pulsándolo repetidas veces antes del momento adecuado, o incluso después de estar activo, desesperándose porque no obtienen la respuesta deseada al instante.

Ábrete, sésamo
© Nemo - Pixabay

Pero parece que la impaciencia es inherente al ser humano, porque lo mismo sucede con el botón de apertura de las puertas de AVE, de aspecto similar pero con un retardo mucho mayor. Calma, con un sólo toque es suficiente, lo tengo más que comprobado.

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