viernes, 26 de junio de 2015

A vista de pájaro

A veces, vigilando que no hubiera moros en la costa, subíamos por las escaleras del edificio hasta que nos topábamos con la puerta metálica que daba acceso al tejado, y la franqueábamos saliendo al mundo exterior, a un lugar prohibido y peligroso.

A vista de pájaro
Tejado empedrado - Dominio Público

La azotea estaba flanqueada por un pequeño murete demasiado bajo como para evitar que nos asomáramos al vacío y sintiésemos el vértigo poniendo del revés nuestros estómagos. Curiosamente, el suelo del tejado estaba tapizado por una capa de piedras que crepitaban a cada paso que dabas, y que hacían juego con las piedras que recubrían las zonas comunes situadas a ras de suelo, de tal forma que una foto aérea tomada sobre la perpendicular del edificio hubiera dificultado enormemente su identificación.

¿Era acaso un camuflaje para mimetizar el edificio con el entorno y prevenir ser bombardeados en caso de una hipotética Tercera Guerra Mundial? ¿O el arquitecto se adelantó 20 años a su época e ideó una forma de salvaguardar nuestra intimidad de las fotos satélite de Google Maps? En cualquier caso, hace años que desaparecieron todas las piedras, primero las de la calle cuando se vallaron y embaldosaron las zonas comunitarias, y más tarde las del tejado, aunque no sé exactamente por qué.

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