lunes, 3 de febrero de 2014

El recuerdo más antiguo

Llegó el momento. Después de mucho tiempo cocinándolo a fuego lento en mi mente, hoy empiezo por fin a escribir y publicar la serie sobre mis recuerdos más queridos de la infancia (a los que marcaré con el tag "Retales de mi infancia" para distinguirlos fácilmente de mis "Historias del metro"). Y que mejor manera de empezar que con el recuerdo más antiguo del que tengo constancia.

El recuerdo más antiguo
© image-heart - DeviantArt

Iba muy contento caminando de la mano de mi madre hacia la entrada de la guardería. No estaba muy lejos, de hecho a un simple tiro de piedra de nuestra casa, dentro de la iglesia local del barrio, San Pío X. Era un edificio no muy grande en mitad de una explanada de tierra sin edificar, de planta cuasi octogonal y un par de pisos de altura, pero para mi tamaño podría haber sido perfectamente un rascacielos (si por aquel entonces hubiera sabido lo que era eso). Al llegar a la entrada aguardamos pacientemente a los pies de la escalinata y cuando salió mi hermano, tres años mayor que yo, le saludamos alegremente. Yo aún era muy pequeño, pero pronto tendría edad suficiente para ir también a la guardería y descubrir todos sus secretos.

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