miércoles, 8 de abril de 2015

Fijación capilar

Muchos días coincido en el metro con un chico grandote que claramente adolece de algún tipo de discapacidad intelectual, aunque nada tan grave como para impedirle ser lo suficientemente autónomo y viajar sin acompañantes en el transporte público. Un buen ejemplo de ello es que normalmente va cargado con un par de aparatosas mochilas y un enorme abrigo que se le apoderan por momentos, pero siempre sale airoso de la situación y se baja en su parada con todas sus pertenencias bien amarradas.

Fijación capilar
© fictures - Flickr

Pero lo que más llama la atención es que de vez en cuando se acerca a algún señor, normalmente con una buena mata de pelo cubierta por una gorra, y le pregunta su nombre mientras comienza a sobarle la cabellera insistentemente, retirándole previamente el gorro si fuera preciso. Las víctimas se lo suelen tomar bastante bien y le dejan hacer durante unos momentos hasta que, cansados de esa intromisión en su espacio vital, le invitan amablemente a que ceje en su empeño. El chico siempre obedece sin poner resistencia y se aleja pidiendo perdón reiteradamente, supongo que algo avergonzado, porque nunca le he visto repetir la misma acción dos veces en el mismo día.

No hay comentarios:

Publicar un comentario