viernes, 19 de febrero de 2016

Cocina Art Déco

Muchos fines de semana, después de comer, acudía a casa de mi amigo Miguel Ángel a jugar o trabajar en nuestros múltiples y normalmente inconclusos proyectos, que entre otras actividades incluían programar juegos de ordenador o aplicaciones de inteligencia artificial, crear juegos de tablero y estrategia, componer piezas musicales, escribir cuentos, dibujar historietas.. prácticamente cualquier cosa que pudiera encuadrarse dentro de las artes creativas. Nuestras sesiones sólo se veían interrumpidas a la hora de la merienda, durante la cual nuestra concentración decaía y en un ambiente más distendido bromeábamos y cotilleábamos como los adolescentes que éramos.

Cocina Art Déco
© marchorowitz - Flickr

Un día, no sé cuál fue el detonante, nos pusimos a sacudir y agitar nuestros bolígrafos pilot uno contra el otro como si lanzáramos rayos invisibles a diestro y siniestro, riendo a carcajadas. Hasta que nos dimos cuenta de que la tinta había empezado a escapar a chorros de su cubículo de contención y estábamos poniendo la cocina perdida. Mesa, frutero, lámpara, suelo, armarios, cortinas.. nada se libró de nuestros rayos negros y azules de la muerte. Tampoco nosotros nos libramos de una buena reprimenda, cuando la madre de Miguel Ángel se percató de lo que habíamos provocado. Si hubiéramos sido grandes pintores quizá hubiéramos podido vender el estropicio como una obra modernista, ¡así de extravagante y peculiar es el arte! Seguro que entonces ni siquiera Valentina nos habría obligado a limpiar nuestra creación.

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