lunes, 1 de febrero de 2016

Moda de invierno

La moda de invierno ha evolucionado mucho a lo largo de las últimas tres décadas, en gran parte debido a la mejora en la calidad y calidez de los tejidos empleados en su confección, pero seguro que también gracias a la mucha veces cuestionada tendencia climática hacia el calentamiento global. El frío de ahora no es como el de antaño, ni siquiera cuando el termómetro marca la misma temperatura.

Moda de invierno
© dm-set - Flickr

Antes, en pleno invierno, además de la trenca de lana (entonces todavía no conocíamos los plumas), los guantes o manoplas y la bufanda, mi madre nos ponía un pasamontañas que nos cubría toda la cabeza dejando a la vista únicamente los ojos. Hace años que no he visto ese tipo de prendas fuera de las pistas de esquí, de un comunicado de ETA o del vídeo de seguridad de algún comercio recién desvalijado. ¿Qué más pruebas necesitan los escépticos y negacionistas del calentamiento global?

Pero no sólo la moda ha salido ganando con la desaparición de este atuendo endemoniado. También mi pelo, que ya no se queda sudado y aplastado durante todo el día, y sólo se despeina cuando el cierzo me pilla de improviso al doblar una esquina. Al menos mientras me quede pelo.

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