viernes, 3 de julio de 2015

DI: Los Dos Investigadores

Miguel Ángel siempre andaba (anda y andará) ideando juegos y entretenimientos nuevos, como aquella vez que quería que desarrolláramos nuestra propia técnica de artes marciales, o como cuando quiso formar un club de detectives al más puro estilo de Los Cinco o Los Siete Secretos. Con la salvedad de que sólo éramos dos.

DI: Los Dos Investigadores
© paurian - Flickr

Estuvimos días enteros pensando dónde íbamos a situar nuestro cuartel general. Algunas propuestas eran coherentes, como utilizar el trastero de sus padres, pero otras eran tremendamente locas e infantiles, como escarbar un hueco en la tierra de alguno de los múltiples solares sin edificar que todavía había en el barrio, o construir una cabaña en lo alto de un gran árbol.

Sin embargo, lo que más quebraderos de cabeza nos produjo fue encontrar el nombre apropiado para nuestra agencia de detectives, y sobre todo ponernos de acuerdo en cómo pronunciarlo. Éramos "Los Dos Investigadores", abreviado "DI", pero mientras Miguel Ángel lo decía "di" de un tirón, a mi me gustaba más "de, i", deletreando cada letra por separado. Al final acabó ganando mi opción, aunque un tiempo después Miguel Ángel aseguraba convencido que la idea había sido suya, ¡siempre quería tener razón!

Nuestra primera (y última) misión consistió en seguir con la bicicleta a todos los calvos que veíamos por el barrio, porque es bien sabido que los hombres sin pelo en la cabeza guardan un montón de horribles e inconfesables secretos, ¿verdad? Después de acosar a un par de tipos sin descubrir nada turbio tuvimos que desistir, y nada más se supo de la prometedora carrera detectivesca del "De, i, Los Dos Investigadores".

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