viernes, 31 de julio de 2015

Vandalismo involuntario

Estaba haciendo un par de recados para mis padres por la calle. Llevaba una bolsa de plástico con algo duro, creo que una botella de cristal. Giré para encarar la puerta de entrada a la zapatería que había en el pasaje, donde tenía que recoger algún encargo, cuando la bolsa bamboleó demasiado y golpeó accidentalmente contra el escaparate del establecimiento, provocando una aparatosa grieta en el cristal.

Vandalismo involuntario
© racatumba - Flickr

El dueño de la tienda se encaró conmigo, como si lo hubiera hecho a propósito, echándome una bronca monumental y preguntándome que quién iba a pagar el arreglo ahora. Yo me quedé cohibido y cabizbajo sin decir palabra, sólo quería que la reprimenda acabara cuanto antes para salir de allí lo antes posible y no volver nunca más. Tenía al zapatero por una persona algo retraída pero amable, sin embargo aquella experiencia cambió mi percepción por completo. No sé, supongo que a lo mejor no tenía seguro y se agobió pensando en cómo iba a afrontar el pago de una luna nueva, o simplemente el hombre tenía un mal día.

Y con esta historia no termino de plasmar en el blog mis recuerdos, ni mucho menos, ¡aún faltan unos cuantos! Pero necesito un descanso, así que me voy a tomar un mes de vacaciones antes de afrontar la recta final y en septiembre vuelvo a la carga con energías renovadas. ¡Hasta pronto!

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